La identidad de un vino está en el suelo

Siempre he creído que el alma de un vino no está solo en la variedad ni en el clima. El verdadero lenguaje del vino es el suelo. En Rioja, y especialmente en las parcelas de altitud y orientación norte, cada textura, cada mineral, cada capa de tierra ofrece un matiz distinto que termina revelándose en la copa.

Trabajar distintas parcelas me ha enseñado que no hay un único enfoque en bodega: cada vino pide su manera de ser acompañado. Es como escuchar voces diferentes que, todas juntas, hablan del mismo lugar.

El suelo no es un soporte, es un narrador silencioso. Y creo que en Rioja aún nos queda mucho por descubrir, mucho por interpretar. Yo, al menos, sigo aprendiendo cada día a leer ese lenguaje enterrado bajo nuestros pies.